Para introducir al niño en el mundo de la música y de los instrumentos musicales, es necesario conocer bien sus características, sus gustos, su forma de ser. Elegir un instrumento puede generar un dilema en los padres. Si se consigue que el niño se identifique con su instrumento todo será más fácil. Si no, el camino será un poco más difícil.
El instrumento musical, la primera elección de los niños en la música
Lo primero es estar seguro de no actuar por capricho del padre o de la madre: "Quiero apuntar a mi hijo a clases de piano. Yo siempre quise aprender. ¡Cómo me gustaría! Que no le pase lo mismo a mi hijo/a". El niño/a tiene mucho que decir en esto y posiblemente no le hemos escuchado. Tampoco pensemos en opciones como el precio de los instrumentos como determinantes: "Nos han regalado esta guitarra. ¡Es una preciosidad! Así que hemos pensado que es lo que queremos que estudie". Si decidimos exclusivamente con esto en la cabeza, corremos un grave peligro de fracasar. No hay instrumento más caro que el que termina en una estantería. Otras veces, los niños quedan impresionados por un instrumento. "Quiero dar clases de piano, como mi amigo/a X."
En definitiva, el trabajo por hacer es claro: debemos informarnos bien, conocer los instrumentos y hacer que nuestros hijos los conozcan. Evitemos tomar esta medida de manera precipitada. Vamos a necesitar mucha información y tiempo para digerirla y pensar todo lo que lleva consigo nuestra elección. Además, necesitamos que el niño/a se haga una idea y pre-configure su elección.
Aparte de conocer a los niños, debemos conocer los instrumentos así como las opciones de estudio. Sería conveniente llevar a los niños a conciertos en vivo pensados para el público familiar, y observar sus gustos, así como sus intereses. Acudir con los padres a los conciertos refuerza y consolida esta forma de ocio/cultura saludable como una opción futura.
En muchas escuelas y conservatorios se hacen jornadas de puertas abiertas y a los niños les gusta hacer lo que hacen otros niños, buscan referentes de su edad. También es aconsejable hablar con profesores sobre los instrumentos. Ellos pueden ayudar a encontrar el instrumento más adecuado para cada niño.
Otro factor importante en la elección del instrumento es la fisonomía del niño. Su estatura no es determinante para los primeros pasos, en la mayoría de los casos hablamos de niños de unos 8 años, que tienen un enorme desarrollo físico por delante. Existen instrumentos de tamaño reducido para los más pequeños, que van siendo sustituidos por otros de mayor tamaño a medida que el niño crece.
Primeros pasos del niño en la música
Por último, la cuestión logística. A estas alturas doy por hecho que todos sabemos que los estudios de música van a suponer un esfuerzo a toda la familia. A la necesidad de trasladarse a recibir las clases, debemos sumar la de transportar el instrumento. Lo normal es que, después de algunos años, los niños puedan ir solos al centro, pero esto pasará mucho más tarde si el niño/a toca el violonchelo u otros instrumentos grandes. Los centros suelen tener contrabajos, de manera que el alumno no tenga que transportar su instrumento a diario, pero muchas veces nos veremos en la obligación de transportarlo. En el caso del piano, el problema surgirá en vacaciones o en los casos de niños/as con padres divorciados.
Algunos instrumentos requieren bastantes horas de práctica para su estudio y esto ocupará más y más tiempo si el niño progresa en sus estudios. Pero es muy frecuente que los alumnos de estos instrumentos sean después buenos estudiantes, con calificaciones altas en las enseñanzas generales ¿Es así porque ya eran muy aplicados o son más aplicados porque estudian más? El caso del piano es especial. Pocos instrumentos son tan autosuficientes como éste. La contrapartida: las posibilidades de un estudiante de piano de hacer música en conjunto es limitada, (no se incluye en la orquesta habitualmente, menos a estos niveles) y la música de cámara escrita para él es demasiado difícil para el grado elemental y exigente para el grado medio. Por supuesto, hay excepciones notables y cada vez existe más repertorio adaptado a los niños.
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