Los expertos recomiendan crear contraseñas exclusivas y de mínimo diez caracteres que incluyan mayúsculas, minúsculas, números y caracteres especiales, lo que supone un verdadero desafío para nuestra memoria. La solución podría llegar de la mano del “aura de autentificación”, un sistema basado en la detección del usuario sin necesidad de que este introduzca ningún dato.
Investigadores del Instituto de Investigación en Seguridad (Australia) están testando lo que ellos llaman un “aura de autenticación”, que usaría la proximidad de alguien respecto al propio dispositivo y respecto a otros objetos personales para crear una red capaz de evaluar si el usuario está autorizado a acceder al mismo. El aura o nivel de confianza sería totalmente personalizable, permitiendo a los usuarios elegir la cantidad de dispositivos u otros objetos, siempre provistos de una etiqueta RFID (identificación por radiofrecuencia), que son necesarios para aprobar la identificación. Podrían así establecer umbrales más sólidos en entornos inseguros, y viceversa. A través de simulaciones, los autores del trabajo determinaron que este sistema reducía el número de verificaciones diarias en un 74 por ciento, y que invalidaba un equipo robado en cuestión de minutos.
Los investigadores afirman que se trata de un gran avance en biometría, ya que este prototipo es más cómodo y fácil de usar que la mayoría de las tecnologías de reconocimiento, pudiendo llegar incluso a autorregular el nivel de blindaje en función de la conducta del usuario a cada momento.
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